Friday, April 10, 2020

Todo ha cambiado

La pandemia pone de cabeza el trabajo, los rituales religiosos, las vacaciones de Pascua y el duelo.

¡Hola! Bienvenido a tuboletín en español de The New York Times con una selección de lo mejor de la semana. Si aún no te has suscrito, puedes hacer clic aquí. Recuerda que liberamos nuestra cobertura en inglés del coronavirus. Acá hay una selección en español.

ADVERTISEMENT

Llorar y enterrar a los muertos es una práctica ancestral. La pandemia ha puesto de cabeza también el duelo. En Ecuador una empacadora de plátanos de exportación ahora dona cientos de ataúdes de cartón para las víctimas de la COVID-19. En España una pista de patinaje se ha convertido en morgue [en inglés]. Y en todo el mundo, las prácticas funerarias han tenido que adaptarse para manejar el dolor cuando es imposible recuperar el cuerpo de los difuntos o recibir un abrazo de consuelo.

También el trabajo se transforma: limpiar casas en Nueva York ahora es una actividad de riesgo; ser policía en Australia implica amonestar a quienes toman café en la calle; fungir de intérprete para solicitantes de asilo es una labor de mayor urgencia; ser dictador se vuelve más complicado (los virus son resistentes a la censura y la represión); y la arquitectura es un ejercicio de futurismo sanitario pues hay que repensar cómo serán los espacios de trabajo cuando volvamos a ocuparlos. Como escribe Martín Caparrós: “lo que está en crisis es el mundo: nunca hubo una crisis tan general. Aunque sus soluciones, parece, serán locales, nacionales, y sálvese quien pueda”.

— Elda Cantú

Una carrera desigual...

Un entierro en São Paulo, BrasilVictor Moriyama para The New York Times

¿Por qué no se hacen suficientes pruebas?

América Latina y África compiten contra Estados Unidos y Europa con mucha desventaja para conseguir equipo y materiales médicos que hoy son de crítica importancia.

Lee el informe completo sobre las dificultades de abastecimiento en Brasil y Sudáfrica

...y aquí algo para tu fin de semana

El brote en breve: así lo pasan nuestros lectores

Una mujer en un balcón de Buenos Aires. El gobierno argentino extendió la cuarentena hasta el 26 de abrilNatacha Pisarenko/Associated Press

El martes preguntamos cómo cambiaron sus planes de Pascua con la pandemia. Desde Barcelona hasta Buenos Aires recibimos decenas de mensajes.

Acontecimientos largamente anticipados se fueron por la borda: Una misa por televisión en lugar de una visita a la Virgen del Cisne. Días de teletrabajo en vez de un viaje estilo Sex and the City con las amigas. Una llamada telefónica a casa que no sustituye las torrijas de mamá. El encierro en lugar de las bodas de oro de una pareja de Tolima, Colombia.

A unos la emergencia los encontró lejos de casa. Minea Ávila, una abogada que acababa de mudarse a Durango por trabajo, aguarda que reabra el Poder Judicial. José Rivera, un ingeniero, se quedó varado en Caracas sin cable ni internet. En Belo Horizonte, Juan José Magá y su compañero de piso, que no lograron volver a su natal Perú, leen y practican el deporte preferido de su patria: cocinar.

Puertas adentro otros ven oportunidades para emplear bien el tiempo. Celita Alamilla, en México, aprecia vivir “sin frivolidades ni gastos superfluos”. Ana María Montero sube a la azotea en Quito para “filosofar” y María Gallego ensaya a distancia con su coro de la tercera edad. José Jaime López en Ciudad de México hace reparaciones domésticas. Karina Gilles reporta que su hogar en Uruguay “está encantado de estar tan limpio” y que “nunca vio tanto sanitizante ni hipoclorito”.

Abandonar el encierro para algunos sería una travesura mientras que para otros es un gran riesgo. En Santiago de Chile, María Soledad Urquieta planeaba conseguir un salvoconducto para comprar huevos de chocolate y vino, mientras que en Uruguay, Julia Odella, de 75 años, se conforma con actividades online, motivada, dice, por “un enorme amor a la vida y ningunas ganas, por ahora, de partir a investigar qué hay después de ella”.

Domingo de Fuenmayor, de 81 años, se perderá de ver picapinos y herrerillos en un pueblito del Prepirineo catalán y, para estar en forma, hace 25 pasillos de 40 pasos varias veces al día: “Esperemos que pase esta pesadilla y que salgamos de ella mejores, que nos haya servido para conocer el verdadero valor de las cosas”, escribe.

¡En inglés hay más!

Glenn Harvey

Si has estado usando Zoom para trabajar, tomar clases o reunirte con tus amigos, queremos decirte algo sobre la privacidad de la aplicación (y cómo protegerte).
Esta semana murió John Prine, el cantante de folk; aquí tienes una lista con 15 de sus canciones imperdibles. También hay recetas para el festín de Pascua, una selección de videos de ejercicios del ayer y una guía interactiva de meditación que a través de video, sonidos e instrucciones te ayudará a relajarte en unos minutos.

¡Felices Pascuas! Cuéntame qué te pareció este envío. Me gusta saber de nuestros lectores. ¿Quieres apoyar el trabajo que hacemos en español? Invita a otros a suscribirse a este boletín.

¿Necesitas ayuda? Consulta nuestra página de Ayuda para el boletín o contáctanos.

Recibiste este correo electrónico porque te registraste en el boletín El Times de The New York Times.

Si quieres dejar de recibir estos correos, cancela tu suscripción o administra tus preferencias de correo electrónico.

Suscríbete al NYT

|

Síguenos:

facebooktwitterinstagram

Cambia tu correo electrónico|Política de privacidad|Contáctanos

The New York Times Company. 620 Eighth Avenue New York, NY 10018

No comments:

Page List

Blog Archive

Search This Blog

I’ll be waiting up to hear from you, friend.

Please tell me you're voting Trump again!  ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌ ‌...